La Guerra Civil Dominicana, también conocida como la Guerra de Abril, la Revolución del 65, o simplemente como la Revolución de Abril, tuvo lugar entre el 24 de abril y el 3 de septiembre de 1965, en Santo Domingo, República Dominicana.

abril 24, 2022
 
Inició cuando seguidores civiles y militares del presidente constitucionalmente electo Juan Bosch derrocaron al presidente Donald Reid Cabral. El golpe de estado llevó al general Elías Wessin y Wessin a organizar militares leales al presidente Reid Cabral, iniciando una campaña contra los así llamados rebeldes constitucionalistas. Alegaciones de desviaciones comunistas conllevó a una intervención estadounidense en el conflicto, que después se transformó en una ocupación de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en el país.
Más tarde en el mismo año las tropas internacionales se retiraron del país. Se realizaron elecciones en 1966, en las cuales Joaquín Balaguer fue elegido presidente.
CAUSAS
El gobierno de Juan Bosch fue en gran medida una rareza en la historia dominicana en ese momento: unas elecciones libres legitimaron un gobierno liberal democrático, que expresó su preocupación por el bienestar de todos los dominicanos, especialmente los de circunstancias modestas, aquellos cuyas voces nunca antes habían sido realmente escuchadas en el Palacio Nacional.
En abril de ese año una nueva constitución garantizaba los derechos civiles e individuales y respaldaba el control civil de los militares. El nuevo documento otorgaba libertades que nunca se habían conocido en el país; se declaraba algunos derechos laborales, así como a sindicatos, fueron tomadas en cuenta también las mujeres embarazadas, las personas sin hogar, la familia, los niños y los jóvenes, los agricultores y los hijos ilegítimos. Estos y otros cambios, como la reforma sobre las posesiones de tierra, golpeaba a los terratenientes conservadores y militares, sobre todo cuando se expuso en contra de tres décadas de autoritarismo somnoliento bajo el régimen de Rafael Leónidas Trujillo. La jerarquía de la Iglesia Católica también reprochó el carácter laico de la nueva Constitución, en particular la disposición de la legalización del divorcio.


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